Formoseños ejemplos de vida desafiando discriminaciones

Viernes, 21 Enero, 2011 - 13:00

Los hermanos Terrile, Mateo, disminuido visual y Andrés, ciego, son mellizos nacidos el 13 de marzo de 1989, hoy con 21 años, decidieron, luego de terminar el secundario, seguir sus estudios en Buenos Aires.

Con el apoyo de sus padres, creyendo en ellos mismos y pensando en forjar su futuro, dejaron de lado posibles discriminaciones y eventuales posibilidades de ser rechazados en un país que se sabe, no dispone de muchas alternativas para determinadas discapacidades.


Mateo y Andrés, a partir del primer año de vida y hasta los 6, comenzaron a asistir a la Escuela Especial 7 "Luis Braille" para ciegos.


Allí aprendieron todo lo referente a estimulaciones y actividades especiales que los prepararía para integrarse a establecimientos educativos comunes.


Esto ya se dio en el preescolar, asistiendo en horas de la mañana a la Escuela 66 y por la tarde, a la Especial donde continuaban aprendiendo materias propias a sus situaciones, actividades diarias y orientación además de la movilidad.


No pasó mucho tiempo que, por razones de horarios y por la capacidad que ambos demostraban, tuvieron que dejar la educación especial y continuar en el colegio Maradona. Sin embargo,no dejaron de ser asesorados permanentemente por docentes especiales.


A partir de allí comenzaron a demostrar ambos que podían vivir sus vidas y participaron en eventos deportivos y olimpíadas donde resultaron ganadores regionales de matemáticas en representación de Formosa.


Gusto por la música y carrera universitaria
En forma paralela al colegio, Mateo y Andrés tenían inclinación hacia las expresiones artísticas a través de la música, Mateo se dedicó al bandoneón cuyo profesor fue Roberto Morales y Andrés al piano, lo que los llevó a seguir unidos, aunque, un poco más tarde, la personalidad pudo más y eligieron otros caminos. Mateo no abandonó el bandoneón, una vez recibido en la secundaria, fue a Buenos Aires a seguir perfeccionándose y a estudiar, lo que sigue haciendo con Rodolfo Mederos.


Mientras que Andrés, sin dejar muy de lado el piano, tomó la decisión de estudiar Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA), la que además cuenta con espacios destinados a personas con diferentes capacidades y les permite seguir, paso a paso, las materias.


Actividades de Mateo
El Comercial, en diálogo con Mateo y al consultarlo acerca de cómo el dirige su propia vida, sostuvo "me gusta lo que hago, nunca mis padres me presionaron, nosotros decidimos hacer lo que sentíamos que debíamos hacer, lo que nos gusta y vivimos los dos en Buenos Aires y nos manejamos muy bien".


En relación a su gusto por la música interpretada por el bandoneón, que es el tango, contó que integra un grupo musical llamado "Quantum" y durante los fines de semana tienen actuaciones en teatros, pubs y lugares muy concurridos donde son muy ovacionados por sus interpretaciones.


"También hago teatro, me gusta, estamos formando un grupo llamado "Isla desierta", tuvimos actuaciones en el Fondo Nacional de las Artes, en otros complejos céntricos, especialmente en lugares donde van muchos jóvenes y lo lindo de todo es la amistad que tenemos, esto me produce una gran satisfacción personal, aunque no se obtenga título ni sea muy rentable", expresó Mateo.


Andrés, futuro periodista
Por su parte, Andrés, sigue cursando la carrera de Periodismo, apuntando a trabajar y este año comienza con algunas prácticas que le van a permitir conocer a fondo lo que significa el trabajo en prensa en una ciudad como Buenos Aires.


"Me gusta, es la carrera que elegí, y me gusta hacer lo que hago, es interesante conocer gente y saber que nos sentimos bien los dos", afirmó.


Andrea y Jorge, sus padres, se muestran orgullosos y satisfechos al ver que aquella historia ocurrida hace 21 años, cuando supieron que sus hijos tendrían dificultades para ver, ya pertenece al pasado, sin malos recuerdos, sin culpas.


Hoy saben que viven sus vidas solos, se conducen de manera independiente, y, desde Formosa, dos corazones enormes como los de ellos, siguen paso a paso sus elecciones de vida, una vida normal, sin sobresaltos, con ilusiones, esperanzas y muchas fuerzas para progresar.

Fuente: 
EL COMERCIAL / ARGENTINA